Escenas de una Sala de Te Rústica:

UN EXPERIMENTO DE LA CULTURA
DE LOS PAISES DE LA COSTA DEL PACIFICO

 

Lo que usted está al punto de experimentar es una forma de investigación y desarrollo social, si se me permite la expresión. Un análisis de laboratorio. Por favor, empiecen por imaginarse un mundo, quizás el California del siglo veintiuno, en cual no es fuera de lo normal que un americano típico se haya entrenado en los artes 'tradicionales' orientales, tales como la pintura de pincel china, el baile coreano o el arreglamiento floral japonesa. ¿Cuales serían los resultados de este tipo de entrenamiento? Es probable que estas personas se conviertan en budistas y que empiecen a comer arroz todos los días? ¿Se pusieran en contra de sus propios costumbres y tradiciones? Pensamos que no.

 

De hecho, prognosticamos muy pocos cambios en su vida ordinaria, vista desde afuera. Seguirán con su existencia cotidiana más o menos como el resto del mundo.

 

Las diferencias, creemos, serán internas y espirituales, cualidades que son mejor representados a través del arte -- de la poesía, la música, la fotografía y el baile.

 

Para mejor investigar este nuevo espíritu, hemos creado un personaje literario, un modelo muy individualizado, pero sin embargo hipotético. La hicimos mujer, una francoamericana que se crió justo en las afueras de Novato, un pequeño pueblo en el norte de California. Le pusimos el nombre de Madeline Giboin y la hemos dotado de inteligencia, de estilo, de pasión y de belleza. La hemos dotado también de una historia personal. De muy joven, pasaba los veranos con su abuela en una pueblo rústico de la región Burgeuny de Francia. Fue allí donde se enamoró del violoncelo y la música de la iglesia.

 

Pero Madeline también ha recibido tres años de instrucción en la ceremonia de té japonesa de una amiga de la familia -- una mujer japonesa que se llamaba Helen Matsui -- que vivía muy cerca de la casa de Madeline, y también era profesora en la escuela primaria del pueblo.

 

Cuando Madeline creció, asistió a la universidad de Pomona, pasó un año en la escuela de Santa Ana en Oxford, y entonces volvió a Claremont para hacer un curso de postgrado, escribiendo su tésis sobre las canciones de John Dowland. Después de completar sus estudios, aceptó un trabajo en el Museo de Arte Moderno en Chicago y durante casi diez años llevaba una vida agradable y sin rumbo, sin ninguna meta especial en la vida, sin objetivos ni sueños ni ambiciones concretas -- hasta que de repente decidió hacerse profesora de escuela primaria y volverse al norte de California -- a un pequeño pueblo de agronomía que se llamaba Winters, donde ahora enseña kindergarten y vive, como diría Yeats, completamente 'alone in a bee loud glade.'

 

A pesar del hecho de que la mayoría de sus amigos dicen que Madeline ha desperdiciado su vida, nosotros creemos que ella ha encontrado su centro perfecto por fin. Es verdad que ella, como muchos de sus antepasados, se mantiene aislada en la tranquilidad del campo. Sin embargo, su espíritu sigue siendo parte del mundo exterior -- donde la gente va de compras a Nordstrom, cria niños hermosos y sonrientes, observa la puesta del sol a lo alto de la playa de Pt. Reyes y a veces se muere en las calles de medianoche con agujas en los brazos. Y aunque no habla con frequencia de la ceremonia de té ni de las cosas japonesas, también creemos que el espíritu del té siempre está con ella -- como un amigo bien amado y un compañero leal.

 

Pero al fin y al cabo, tenemos que admitir que nuestro personaje hipotético, nuestro prototipo teórico, ha resultado ser nada excepcional, nada extraordinario. Y aunque Madeline se sentiría tan alejada en una sofisticada degustación de vinos en Bordeaux que en una sala de té formal en Kyoto, también tenemos que reconocer que ella parece representar el mismo cosmovisión eurocéntrico que desde los días de los primeros colonizadores de la Nueva Inglaterra ha dominado la consciencia americana. Así que no nos sorprende para nada que varios críticos hayan sugerido que nuestro experimento de evolución cultural ha sido un esfuerzo completamente inútil, y que el futuro que hemos modelado aquí no es más que un reflejo pálido y sin vida de lo que ya tenemos hoy. El futuro verdadero, dicen éstos, será un período de grandes cambios, una transformación radical del mundo tal como lo conocemos. Será mejor que nuestro presente. Mucho mejor. Y será deslumbrante, lleno de color y vigoroso. Nos va a infundir nuevas esperanzas, nueva determinación y una visión innovadora.

 

Desde luego, esperamos que nuestro mundo tendrá un porvenir brillante. Pero mientras tanto, permanecemos dedicados a la idea de que incluso un pequeño alejamiento de la visión espiritual y astética de esta época tiene el poder para redefinir el curso entero de la historia.

Ronald Phillip Tanaka
Pasajes de la ''Introducción a la Exposición de 'Vino y Té'"
Lightwork Gallery, Sacramento, Primavera de 1993

 
 
 
 

 
 La Estética

 

Tal vez sería apropriado que yo hiciera un breve comentario sobre la estética multicultural de Escenas de una Sala de Té Rústica. He intentado combinar elementos de las tradiciones estéticas de Europa y de Japón para crear una unidad armoniosa. Las básicas formas literarias son variaciones de los modelos multidisciplinarios desarrollados por la Senora Murasaki, Senor Philip Sydney, Gerard Manley Hopkins, Basho, Jane Austen y Johann Sebastian Bach.

 

La estética visual y espiritual es un préstimo de la ceremonia de té y de los artes marciales - de kendó (esgrima japonesa) en particular. Los conceptos estéticos más importantes son los de wabi, sabi, y el príncipo de wa, la armonía.

 

El bien conocido escolar de zen, el doctor D.T. Suzuki, escribe en Zen y la Cultura Japonesa, que wabi conota 'la pobreza' o 'no ser parte de la alta sociedad' del día. A continuación dice que wabi quiere decir 'satisfacerse con una pequeña choza, un cuarto de dos o tres tatami (esteras), y tal vez escuchar al suave golpeteo de la lluvia primaveral.' Del espíritu de wabi viene la capacidad de descubrir la belleza en lo imperfecto, en lo asimetrico, y hasta en lo feo.

 

Si una obra demonstrawabi junto con una cierta sensación de antiquidad y una poca de soledad estética, se puede decir que plasma el segundo principio básico de té, sabi. Sabi situa una obra en un espacio y un tiempo histórico y simultáneamente la convirte en una expresión de la eternidad. Sabi sugiere la simplicidad y la súbtil pero impresionante elegancia de la vida cotidiana.

 

En la sala de la ceremonia de té o chiatsu, la comida, la moda, la cerámica, la historia, el espíritu humano y la Naturaleza forman un armonioso conjunto estético. Desde este espacio pequeño y muy limitado se puede alcanzar a ver el Universo infinito. Con este fin, el anfitrión de la ceremonia de té tiene que 'unir' su mente a los de sus invitados, así como yo, el autor de los poemas, trato de unirme con la mente de la narradora, la joven Madeline Giboin, por cuyos labios he intentado hablar.

 

Unos otros conceptos de la ceremonia de té que he usado son: kei (respeto), sei (puridad), juku (serenidad), y yumei (visión). El desafío estético para mí como artista viviendo en los años 90 es explicar estos conceptos en una lengua y con imágenes que tengan sentido en un mundo de centros comerciales, MTV, tiroteos y informática moderno.

 

En el sentido más profundo, quiero que estos poemas sean otra metáfora por la harmonía esencial que la sociedad moderna necesita al acercarse el próximo siglo.

 

Ronald Phillip Tanaka
Sacramento, California

 
 

 

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